La sangre se empieza a dirigir desde el hígado y el sistema digestivo hacia los músculos
Las hormonas convierten la grasa en glucosa, reducen el dolor y mejoran el estado de ánimo.
El cerebro genera serotonina y dopamina, por lo que este órgano requiere más energía durante el ejercicio.
Los músculos generan ácido láctico y el pH de la sangre alrededor de los músculos disminuye. Esto previene que los músculos se contraigan más.
En general, la actividad física incrementa la fuerza y resistencia, lleva oxígeno y nutrientes a los tejidos y permite que el sistema cardiovascular trabaje de forma más eficiente.
Incrementan los niveles de adrenalina, los capilares sanguíneos se expanden e incrementa el flujo de sangre.
Los músculos de piernas y brazos se contraen para llevar sangre nuevamente al corazón.
